A la hora de afrontar una asignación internacional, contar con una estrategia financiera bien trazada puede marcar la diferencia entre una transición sin complicaciones o un traslado en el que el trabajador se encuentre estresado y, por tanto, tenga un rendimiento menor de lo esperado.
La planificación financiera desempeña un papel muy destacado en cualquier proceso de asignación internacional. Cualquier trabajador al que su compañía le proponga marcharse a trabajar al extranjero debe tener en cuenta los costos asociados y cómo la empresa se enfrenta a ellos, los recursos financieros disponibles, y si existe un plan financiero que permita encarar los gastos que se van a producir. De esta manera, el empleado puede afrontar esta etapa con la confianza y seguridad que necesita, especialmente si en la asignación internacional le acompaña su familia.
Gastos asociados a la asignación internacional
La asignación internacional implica una serie de gastos que el trabajador va a asumir con el apoyo de la organización, desde el costo de vida en el nuevo destino hasta los gastos de mudanza, pasando por los impuestos.
El primer paso en la planificación financiera de una asignación internacional es tener constancia de los costos asociados, que pueden verse compensados por un salario mayor y ciertos gastos asumidos por la empresa. Por este motivo, antes de aceptar la propuesta de marcharse a trabajar a otro país conviene investigar el costo de vida en el nuevo destino, desde el precio de la vivienda -que podría ser asumida por la empresa-, hasta los servicios públicos, la seguridad o el transporte. Además, es crucial tener en cuenta los impuestos locales y cualquier regulación financiera que pueda afectar a los ingresos y los gastos en el nuevo país de residencia.
Recursos financieros disponibles
Una vez que se conocen los costos asociados a la asignación internacional, es importante evaluar los recursos financieros disponibles para hacer frente a estos gastos, lo que puede incluir desde los beneficios de reubicación proporcionados por la compañía a cualquier otro ingreso o activo financiero que pueda utilizarse para financiar los gastos asociados.
Es fundamental tener en cuenta que la asignación internacional puede tener un impacto en los ingresos o en el nivel de vida, lo que obliga al trabajador a negociar las condiciones que ofrece la compañía a cambio de aceptar un nuevo puesto en otro país.
Un plan financiero integral
Lo habitual es que el asignado internacional solicite a la empresa un plan financiero global, que asuma todos los gastos previstos sin necesidad de que el trabajador y su familia pierdan calidad de vida.
Este plan financiero a cargo de la compañía podría incluir diferentes opciones de vivienda asequibles, la negociación de beneficios de reubicación y el apoyo de una empresa de relocation como Hasenkamp que permita reducir ciertas partidas, como los relativos a la mudanza. El apoyo externo de una empresa especializada puede englobar no solo los servicios logísticos, sino los referidos a inmigración y trámites locales, entre otras cuestiones.
Menos estrés, mayor rendimiento
Un plan financiero bien planteado no solo permite afrontar una asignación internacional con plenas garantías para el trabajador, sino que también puede ayudarle a mitigar el estrés financiero asociado a este proceso. La compañía debe explicar claramente al trabajador los gastos que está dispuesta a asumir para que el empleado y su familia puedan realizar una valoración real sobre la conveniencia o no de aceptar un desplazamiento internacional.
Por otra parte, contar con un plan financiero bien definido y estructurado, que incluya desde los gastos derivados del traslado hasta los gastos fijos mensuales y el regreso al país de origen en su momento, ayudará al trabajador a enfocar de una manera más tranquila y confiada los retos laborales que supone la asignación internacional, lo que aumentará su rendimiento y le permitirá estar plenamente enfocado en su trabajo diario.
