Cada vez más empresas tienen puesto el foco en los mercados internacionales, lo que provoca el desplazamiento de profesionales al extranjero para implementar estrategias corporativas, liderar equipos internacionales e impulsar la innovación. La experiencia de los asignados internacionales es una magnífica oportunidad personal y profesional, pero no está exenta de dificultades a los que tanto la empresa como el empleado deben hacer frente. Estos son los primeros siete desafíos que hay que afrontar:
1. Choque cultural
El choque cultural es uno de los retos más complejos a los que se enfrenta un asignado internacional. Al llegar a un nuevo país, las diferencias culturales son evidentes en casi todos los aspectos. Los valores, creencias, costumbres y normas sociales del país de acogida pueden ser radicalmente diferentes de aquellos a los que el profesional recién llegado estaba acostumbrado, y estas diferencias pueden abarcar desde aspectos cotidianos, como el saludo o la forma de vestir en el trabajo, hasta otros más profundos como la forma de entender el respeto, la puntualidad, la formalidad y las relaciones interpersonales.
El asignado internacional debe aprender a manejarse en un entorno donde lo que era familiar ahora puede resultar confuso o incluso chocante. Por ejemplo, lo que puede considerarse un comportamiento educado en un país, como el contacto visual directo o un apretón de manos firme, puede ser percibido de manera muy distinta en otros países. En estos casos, el profesional puede sentirse desconectado o frustrado al no comprender completamente las expectativas sociales y culturales que recaen sobre él.
Superar el choque cultural requiere una mente abierta, sensibilidad hacia las diferencias y disposición para aprender y adaptarse. El trabajador debe estar dispuesto a observar, preguntar y, sobre todo, ser paciente con el proceso.
2. Barreras idiomáticas
Aunque algunas empresas ofrecen asignaciones internacionales en lugares donde el inglés es común, la barrera idiomática sigue siendo un obstáculo en muchos destinos. Hablar el idioma local es crucial para integrarse tanto en el ámbito profesional como en el personal, ya que supone la posibilidad de leer señales, comprender documentos oficiales o interactuar con colegas y proveedores, al tiempo que facilita tareas diarias como comprar alimentos.
La incapacidad para comunicarse de manera efectiva puede aumentar el estrés y la ansiedad, y hacer que las actividades más simples, como asistir a una reunión o hacer amigos, sean mucho más difíciles. En el entorno laboral, la falta de competencia en el idioma local puede limitar la integración total del trabajador dentro del equipo y la empresa.
Aprender el idioma local es un esfuerzo que lleva tiempo, pero merece la pena. Este es el motivo por el que los asignados internacionales suelen dar clases intensivas de idiomas o buscan practicarlos de manera regular, con el fin de facilitar su adaptación al nuevo destino
3. Diferencias en la cultura corporativa
Cada empresa tiene una cultura corporativa única que engloba desde cómo se toman las decisiones en el lugar de trabajo, a expectativas en torno a la jerarquía, la iniciativa individual, el equilibrio entre la vida laboral y personal, y la manera en que se resuelven los conflictos.
En algunas organizaciones las decisiones pueden estar centralizadas en las posiciones de liderazgo, mientras que en otras se valora más la iniciativa personal y la independencia. Además, la comunicación también puede variar significativamente. En algunas compañías, las instrucciones o críticas se expresan de manera muy directa, mientras que en otras resulta preferible tener más tacto para no ofender o incomodar al interlocutor.
Para los expatriados, entender y adaptarse a la cultura corporativa local es fundamental para tener éxito en su nuevo entorno de trabajo. Si no logran adaptarse, puede haber malentendidos, frustraciones y una sensación de no estar cumpliendo con las expectativas. A menudo, esto requiere una combinación de capacidad de observación, retroalimentación de colegas locales y disposición para ajustar el estilo de trabajo.
4. Soledad y aislamiento
Mudarse a otro país no solo implica dejar atrás el trabajo habitual, sino también a los amigos, la familia y las redes de apoyo. Este alejamiento puede generar una sensación de soledad, especialmente si el asignado internacional no cuenta con un círculo social sólido en el nuevo país. Incluso cuando el ambiente de trabajo sea acogedor, el proceso de hacer amigos puede llevar tiempo, y las diferencias culturales e idiomáticas pueden dificultar la construcción de relaciones más sólidas.
Es un hecho que la mayoría de los profesionales se enfrentan a un estilo de vida más solitario, especialmente en los primeros meses, cuando el proceso de adaptación está en su fase inicial. Esta desconexión emocional se puede ver agrandada por el hecho de no poder compartir las dificultades con amigos cercanos.
Para combatir estos sentimientos, hay asignados internacionales que buscan conectarse con comunidades internacionales que les permitan crear un vínculo de apoyo en el extranjero. En cualquier caso, mantener el contacto con sus seres queridos a través de la tecnología puede aliviar la incómoda sensación de soledad.
5. Dificultad para encontrar vivienda
Una de las primeras tareas que tiene que realizar un asignado internacional es encontrar una vivienda adecuada. Este proceso puede ser más difícil en un destino extranjero debido a las diferencias en el mercado inmobiliario, las leyes de alquiler de vivienda, y el hecho de no conocer las mejores zonas para vivir en función de las necesidades del profesional y su familia. Además, la barrera del idioma también puede complicar la búsqueda.
Dado que la vivienda tiene un impacto directo en la calidad de vida de un expatriado, lo mejor es contar con empresas expertas en relocation, como Hasenkamp, que pueden solucionar todos estos aspectos incluso antes de que el asignado internacional emprenda su viaje. Hay que tener en cuenta que vivir en un lugar agradable y seguro, que resulte cómodo en cuanto al transporte y proximidad al trabajo, puede aliviar el estrés y facilitar una adaptación más cómoda y rápida.
6. Trámites burocráticos complejos
Muchos asignados internacionales apuntan que afrontar la burocracia de un país extranjero es una de las labores más frustrantes que hay que realizar. Desde la obtención de visados hasta registrarse en el sistema de salud local, pasando por abrir una simple cuenta bancaria, puede convertirse en una tarea tediosa que ponga a prueba nuestra paciencia. La falta de familiaridad con los procedimientos y requisitos locales puede hacer que los trámites tomen más tiempo del esperado o incluso se compliquen si no se manejan correctamente.
Los procesos burocráticos varían enormemente en los diferentes países en cuanto a rapidez y claridad, aumentando cuando existe una falta de digitalización en los trámites, dificultad para conseguir citas o necesidad de gestionar la documentación en el idioma local.
7. Ajustes familiares
Cuando los asignados internacionales se trasladan con su familia, el proceso de adaptación es aún más complejo, ya que incluye a parejas e hijos. Encontrar escuelas adecuadas, integrar a los hijos en una comunidad diferente, y ayudarles a superar el choque cultural y el idioma son algunos de los retos que hay que enfrentar en las primeras semanas. Además, hay que tener en cuenta que en muchos casos los cónyuges han tenido que interrumpir su carrera profesional, lo que puede conllevar dificultades añadidas.
El bienestar de la familia es un factor clave en el éxito de una asignación internacional. Si los hijos o el cónyuge no se adaptan bien al nuevo destino se pueden generar tensiones adicionales y afectar el rendimiento del asignado internacional en su trabajo. Este es el motivo por el que muchas empresas ofrecen apoyo específico para la familia, como orientación escolar, ayuda con el idioma y oportunidades de empleo para los cónyuges.
En cualquiera de estas problemáticas iniciales, el papel de las empresas es clave. Las organizaciones deben estar atentas para proporcionar los recursos necesarios para facilitar una adaptación más sencilla a todos los miembros de la familia. Es por este motivo que muchas compañías solicitan la ayuda externa de empresas especializadas en estas funciones.