choque cultural inverso

El choque cultural inverso ocurre cuando una persona regresa a su país de origen tras haber pasado un período prolongado en el extranjero, y se encuentra con que la adaptación a su entorno familiar o laboral es más difícil de lo esperado.

Mientras que el choque cultural tradicional implica enfrentarse a un nuevo idioma y diferentes normas sociales, costumbres o estilos de trabajo, el choque cultural inverso se produce cuando, tras haberse adaptado a una cultura distinta, la persona descubre que su país de origen ya no le resulta tan familiar ni cómodo como antes.

Cualquier persona que regrese de una experiencia profesional en el extranjero y tenga que adaptarse a su entorno laboral original puede enfrentarse a una situación que genera conflicto, confusión y frustración.

El impacto del choque cultural inverso

Desde el punto de vista personal, el choque cultural inverso suele ser algo inesperado. Habitualmente el profesional confía en que, al regresar a su país de origen, todo le va a resultar familiar y reconfortante, pero, paradójicamente, muchas personas se sienten fuera de lugar o con sensación de no encajar.

Esto ocurre principalmente porque, durante la experiencia en el extranjero, se han adoptado nuevos valores, hábitos y formas de pensar. La realidad, por tanto, ya no se ajusta con la nueva identidad del profesional, y las costumbres y comportamientos que antes resultaban habituales pueden parecer extraños o incluso irritantes.

A nivel profesional, el choque cultural inverso es aún más complejo. Los empleados que han trabajado en una asignación internacional suelen regresar con nuevas habilidades, una perspectiva más global y una mentalidad diferente. No obstante, al reincorporarse a su entorno laboral en su país de origen, pueden enfrentarse a una falta de comprensión por parte de sus colegas o superiores, o a una falta de reconocimiento de las competencias adquiridas durante su estancia en el extranjero. Esto puede generar frustración y desmotivación, lo que afecta tanto al rendimiento laboral como a la integración en el equipo.

Fases del choque cultural inverso

El choque cultural inverso pasa por varias fases, tanto a nivel personal como profesional. En primer lugar, se da una fase de euforia o entusiasmo inicial. La persona está feliz de reencontrarse con su familia, amigos y colegas, y de estar de nuevo en un entorno conocido. En el ámbito profesional, este entusiasmo puede derivarse de la expectativa de aplicar las nuevas acciones adquiridas en el extranjero y recibir reconocimiento por la experiencia internacional.

Unas semanas después, puede darse la fase de desilusión, a medida que hay que enfrentarse a la realidad. A nivel profesional, esta fase es crucial. El regreso a la oficina puede no ser tan fluido como se esperaba. Los cambios en la organización, el estilo de trabajo o las dinámicas entre colegas pueden hacer que el empleado sienta que ya no encaja con el modelo de trabajo. En algunos casos, el trabajador puede encontrarse con que sus ideas o enfoques globales no son comprendidos o valorados.

Posteriormente llega la fase de ajuste gradual. Con el tiempo, las personas comienzan a adaptarse de nuevo a su entorno familiar y laboral, aunque este proceso puede ser relativamente largo. A nivel profesional, el empleado debe encontrar la manera de integrar su experiencia internacional con las expectativas de su trabajo en su país de origen. Esto puede requerir paciencia y flexibilidad, tanto de parte del empleado como de la organización.

Por último, se llega a la fase de adaptación plena, en la que la persona finalmente logra encontrar un equilibrio entre su identidad adquirida en el extranjero y su vida en el país de origen. En el ámbito profesional, esta fase se alcanza cuando el empleado puede aplicar efectivamente las habilidades y conocimientos adquiridos en el extranjero, mientras se adapta a las dinámicas locales.

Factores que agravan la reintegración del trabajador

El choque cultural inverso en el entorno laboral puede verse agravado por varios factores que complican la readaptación del empleado. Uno de ellos son las expectativas poco realistas. A menudo, los profesionales que regresan a sus puestos de trabajo creen que su experiencia será recibida con entusiasmo y que le otorgará mayores oportunidades de avanzar en su carrera, pero no siempre ocurre así. Para muchos trabajadores supone una decepción ver cómo su empresa siga operando de la misma manera que antes y tratándole sin cambios significativos.

Por otro lado, las organizaciones que envían a sus empleados al extranjero suelen invertir tiempo y recursos en la preparación previa al viaje. Sin embargo, es menos común que brinden el mismo nivel de apoyo cuando el empleado regresa. Además, puede darse un desajuste en la cultura organizacional, lo que podría crear tensiones con los colegas o superiores. El asignado internacional puede sentirse incomprendido por sus compañeros, quienes puede que no compartan el entusiasmo por las nuevas ideas que trae consigo.

También puede ocurrir que, durante el tiempo que el empleado estuvo en el extranjero, la empresa haya experimentado cambios significativos, tanto en su estructura como en modelo corporativo, lo que no siempre es bien recibido por parte del asignado internacional.

Estrategias para enfrentar la nueva situación

Afrontar el choque cultural inverso requiere un enfoque proactivo, tanto por parte del profesional que regresa como de la empresa. Será más fácil si el profesional ha mantenido una comunicación abierta con la organización durante el periodo que ha permanecido en el extranjero y la compañía le ha mantenido al tanto de los cambios acontecidos durante este periodo.

Además, es conveniente contar con un plan de reintegración, que puede incluir desde reuniones con los departamentos clave, a sesiones de reorientación y una evaluación de cómo se pueden aplicar las nuevas habilidades y conocimientos que trae consigo el asignado internacional. En este sentido, es importante que tanto la empresa como el empleado encuentren formas de aplicar la experiencia adquirida en el extranjero en el contexto local.

Por último, es necesario ofrecer apoyo psicológico profesional y tener paciencia en este periodo de readaptación mutua. Lo más probable es que el empleado requiera de un tiempo para sentirse de nuevo en sintonía con la compañía y, por otra parte, hay que dar tiempo a la empresa para que pueda valorar plenamente las habilidades adquiridas en el extranjero por el asignado internacional, que sin duda le serán de utilidad.

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